sábado, 3 de abril de 2010

Camino a Juromenha



En los caminos olvidados
donde anida la  luz eterna
y el quercus milenario mora
la vida recorre los silencios.

Silencios solo rotos por Eolo
calmando las iras de Helios
que cada atardecer de abril
alaba la tierra con cordialidad.

Verde primavera, verde puro
dehesas de pasión espontanea
que jalonan el río de los patos
cauce de exuberante fertilidad.


Centinela del Guadiana
conquista de la morería
cuna del rey don Pedro
Alfonso Enriquez tu faro.


Cuando en tu loma de luz
oteo las ruinas del tiempo
percibo vientos de guerra
momentos de pretérita paz.


Si fuese místico diría que 
Nossa Senhora do Loreto
extiende su manto de luz
iluminando tus atardeceres.


Iglesias, Espadañas, decadentes
fortaleza en tus pétreos muros
conservas recuerdos de esplendor
sonidos de amantes enamorados.


Como amasar presente y pasado
amar el pasado es vivir el futuro
pero el futuro no puede ignorar
el ayer glorioso de tierra inmortal.


Tu luz, esa luz
que enamora
el alma 
de un poema.

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