lunes, 22 de noviembre de 2010

Paseando bajo la lluvia



Acaricia el viento las frondas
copas , húmedas ramas doradas
de una tarde fría, monótona, gris
calles soñadoras de reflejos otoñales.

Yo escucho como caen las hojas
en  los abismos de los caminantes
como lagrimas de dolor estacional,
como esos amantes despechados.

No oigo los arrullos de las palomas
el silencioso bullir  de la monótona lluvia
apaga los alejados sonidos de la ciudad.
a veces silenciosos, a veces silenciados.

La vieja plaza asoma al final de la calle
reflejos brillantes en los cantos rodados
que amalgaman mosaicos del pasado
rememorando pasados juegos infantiles.

La lluvia al besar el empedrado murmura,
"Ya estoy junto a ti, plaza de mis lamentos, 
como añoraba rozar las hojas de tus naranjos
amar hasta el hastío el altar de tus fuentes."

Arriates que solo muestran la vida
de un joven castaño de provincias
esparciendo sus brácteas bronceadas
como mullido colchón de generosidad.

Que hermosas son las tardes de lluvia
las que alejan a los caminantes al uso
las que hacen solitarias las avenidas
las que salpican lagrimas de vida.

La ciudad muta en días de aguacero
amantes de tormentas buscan la luna
reflejada en charcas de vida efímera, 
belleza estable a ojos del caminante.

Tardes de lluvia
tardes solitarias
caminos andados
remansos de paz.


lunes, 1 de noviembre de 2010

Entre la niebla


Entre la niebla caminan los amantes
entre la niebla se abrazan con pasión
entre la niebla, niña,  tiembla la razón
entre la niebla se viven  horas excitantes.

Hacia caminos de silencio huimos un día
en los laberintos de unos sueños infinitos
sobre las arenas nuestros amores escritos
escrita la historia en nuestros ojos, oh fantasía.

Entre la niebla quiero a Dios inventar
entre la niebla espero mi rumbo hallar
entre la niebla el fanal empieza a fallar
entre la niebla solo de mi amor predicar.

Entre la niebla brumosa los peces se aman
entre la niebla las olas besan la blanca orilla
entre la niebla no quiero despertar mi sueño
entre la niebla se labran los sonidos del silencio.

Dicen que los navíos entre la niebla tiemblan
y los marineros cantan coplas tristes a la luna
para que les dote de eternos remansos de luz
cantan  y rezan, decadente hermosura ciega.

Al mirar atrás solo la ultima pisada en la arena
se hace visible antes de que las mareas de la vida
duerman los recuerdos, y entonces solo entonces
el amor entre la niebla es el que redime al tiempo.

Entre la niebla para nada vale mirar hacia atrás
porque lo de adelante es atrás y atrás adelante es
y los amantes caminan por senderos sin vuelta atrás
entre blandas caricias y cúpulas de brumas cristalinas.

Niebla del caminante
niebla del enamorado
niebla del pasado
niebla de cada cosa
niebla de cada uno
Solos en la niebla
cada cual, su niebla.