jueves, 31 de julio de 2014

La receta




Unos labios de trufa,

Dos cuerpos con ternura,
añadir pasión al gusto,
unas cucharaditas de amor,
con un ramillete de abrazos
y siempre a fuego lento,
dejar que cueza poco a poco
envolviendo dulcemente el fondo.
Añadir unas gotas de néctar,
y dejar que emulsione al punto
esa, esa es una hermosa receta,
que aderezada es sinfonía de amor.




Rendijas


Oigo llorar al mar
En las noches solitarias,
Oigo bailar al mar
en las noches de luna,
Ulula el viento tras el cristal
Queriendo entrar por la rendija,
Rendijas  abiertas sin pesar
A la espera de tu voz.
Cuanta añoranza de ti
Cuanto deseo de  domar
Tus impulsos,  sentir tu deseo,
Tu deseo, mi dulce adicción .



A la orilla del mar



Suenan callados los sueños dormidos,
suenan las azules olas luminosas,
suenan las suaves huellas perdidas
entre vastos vendavales de arena.
Miro tus ojos bañados de mar ,
miro la crin de las embravecidas olas,
olas orgullosas , impulsivas olas
que besando las infinitas arenas, lloran.
Y lloran como amantes embriagados
la mar , las arenas, delicadas y ardientes
suspiran entre íntimos y húmedos sueños
esas arenas de ida, esas aguas de vuelta.
La mar, dueña de celos tímidos y gentiles
siente tierno dolor de que mancillen sus arenas
y así como perenne confesor, borra las huellas
de los que añoran ser, sus eternos amantes.
La magia se esparce como perfume bajo la luna
iluminando de brillantes luces el lecho mullido,
labrando opalinas luces en las noches estrelladas
fugitivas, errantes luces que palidecen al amanecer.
A veces áspero , a veces tierno y siempre mágico,
es el eterno cántico de amor de la mar y las arenas
bajo el inmenso cielo, bajo el rocío o bajo el sol
que cual amor eterno derrama rumores de azahar.