Esencias olvidadas,
sonidos de antaño
año tras año,
siempre golpeadas.
Tañidos de muerte
doblan inocentes
a tantos ausentes,
de quien es la suerte.
Silencio hasta el rugido
al viento esparcido
convocan a reunión.
Cuantos sonidos vividos
cuantos peldaños subidos,
hasta la curia hace su blasón.
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