sábado, 18 de noviembre de 2017

El Generalife



Rompe el agua en la fuente,
Campanadas mortecinas
Pintan la tarde de solemnidad,
Tarde que me grita en silencio,
Me insta a que pierda mis pasos
Entre la fronda de arrayanes,
Mirtos y cipreses milenarios,
Entre laberintos de acequias
Donde asoman almas milenarias
Que lloran ausencias ingrávidas,
Son los aromas los que me guían
A predios de rosas, y acacias,
De dalias simples y orgullosas,
Blancos y hermosos nardos,
Olivos viejos y retorcidos,
Y frondosas, aromáticas higueras,
A un lado desafiantes murallas
Al otro, el paraíso terrenal
De inmensos tonos  que verdean
Entre blancas cales que escuchan
Los cristalinos sonidos de agua
Que caminan sin caminar, eternas.

  

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