jueves, 3 de marzo de 2011

Una tarde cualquiera



Mamá....., mamá....

Luis con los ojos semicerrados notaba que la espalda le dolía un poco, sentía un leve hormigueo en la mano derecha, había apoyado la cabeza sobre su mano en la silla del confesionario, de pronto recordó que al final de la misa le dijo a su madre que se iría a casa con su primo Pedro y con tía Conchita y que al finalizar el almuerzo benéfico donde sus padres iban, le recogerían.

Su tía Conchita, beata donde las hubiera, tenia la costumbre de ayudar a Don Benito, el cura del pueblo, después de misa, siempre, todos los domingos durante media hora o algo mas auxiliaba al sacerdote para ordenar la sacristía, recoger las flores, apagar las luces y dejar solo algunas velas a la Virgen de los Dolores, al Cristo de las Penas y las del altar mayor que siempre estaban encendidas, todo ello por una antigua promesa de juventud,  en esos momentos Luis y Pedro aprovechaban, a sus cuatro años recién cumplidos, para jugar al escondite, la iglesia era el lugar perfecto, Luis después de varios escondites se coló dentro del confesionario en el lugar reservado para el cura cubriéndose con una pequeña cortinilla para que Pedro no le viera.

Después de mucho buscar, Pedro intuyó que su primo se había marchado a esconderse fuera  de la iglesia, saliendo de inmediato a la plaza buscando por todos los rincones, al no encontrarlo se sentó en un banco de la plaza para a ver las palomas picoteando las migas de pan que un anciano esparcía de forma cansina, la vista de las palomas arremolinándose buscando el pan hizo que a Pedro se le olvidase el juego. Mientras tanto, Luis con el silencio de la iglesia y la cortina cubriendo su pequeño cuerpo, casi sin darse cuenta, el sueño le invadió, acurrucado en el cojín del señor cura, cayo en brazos de Morfeo.

Al salir su tía Conchita mas retrasada y azorada que otros domingos cerro las puertas de la iglesia,   vio a Pedro en la Plaza y cogiéndolo de la mano le dijo.

- Vamos muy tarde, rápido que tengo que hacer la comida.

Tan nerviosa se la veía que no cayó en la cuenta que tenia que llevarse a Luis, su sobrino,  tomando de la mano enérgicamente a Pedro, que a pesar de sus reticencias a marcharse de la soleada plaza no tuvo mas remedio que ir tras su madre.

Luis asomó su pequeña cabeza por la puerta del confesionario, sigilosamente, esperando que de un momento a otro su primo lo encontrase, no era consciente de que se quedó dormido casi durante una hora. El silencio, ese silencio que a veces atenaza fue la primera sensación.

- Pedro........

Nadie respondió, eso hizo que a Luis le recorriera un escalofrío por la espalda.

- Pedrooooo........., gritó Luis, el eco de su grito rebotó por las paredes de la iglesia devolviendo el sonido angustiado desde diferentes ángulos, lo que hizo que el pequeño se metiera de nuevo en el confesionario ocultando su rostro con la cortina, el miedo le oprimía. 

Poco a poco Luis se armaba de valor y asomando de nuevo la cabeza por la puerta del confesionario comenzó a mirar detenidamente, hacia arriba primero,en la semioscuridad,  en el techo profusamente dibujado observó una imagen que parecía mirarle a los ojos, una imagen de un hombre con larga barba y pelo abundante , a Luis le recordaba el hombre que a veces pasaba por casa a pedir algo de comida y su madre siempre le decía que no se acercara mucho a el, que olía mal y que igual tenia alguna enfermedad que podía pegarle. Al fondo se veía una larga mesa iluminada por  catorce velas, Luis las contó detenidamente siete a cada lado, que producían una luz tenue, una ligera brisa hacía que la iglesia desbordase un ambiente fantasmagórico.

A la derecha de la gran mesa, el chico miraba un grupo de estatuas , un caballo con su jinete que espada en mano atacaba a un hombre con el rostro asustado , a los pies de los caballos varias cabezas cortadas con la sangre en sus rostros decapitados, parecía la escena de una de esas películas que a sus padres tanto gustaban. Mas a la derecha aún, varias calaveras y huesos a los pies de una estatua de un hombre con los brazos en cruz, que parecía estar clavado de pies y manos, al que el pequeño recordaba que todos le llamaban "el señor "  de su costado  unos hilos de sangre salían, a Luis que nunca antes se había fijado detenidamente en estas cuestiones, lo que estaba viendo y viviendo le parecía una autentica película de terror en ese momento recordaba  como sus padres, cada día a las nueve le decían," lo que ahora hay en la televisión  es para mayores, no lo puedes ver".

Quería salir de allí, tenia que dirigirse a la puerta era la única salida, lentamente con el miedo dibujado en sus ojos fue caminando entre los bancos, a la izquierda de la hilera de asientos apreció una pequeña habitación, Luis veía entre la oscuridad solo rota por la luz de las velas, una caja de cristal con un hombre, casi desnudo, muerto dentro, rodeado de velas encendidas, ¿porque todos tenían barba se preguntaba el muchacho?. Para llegar a la salida el chico debía pasar por delante por una pequeña habitación y aunque el pequeño llevaba los ojos casi cerrados para no mirar no pudo evitar, ver en el centro una señora con ricos vestidos y joyas cubriendo sus ropas que le miraba, los ojos, le asustaban los ojos de la mujer, la luz de las velas movidas por la brisa hacían a los ojos del chico una imagen que le asustaba y que su imaginación le decía que se estaba moviendo. Mas de trece figuras cubrían las paredes, dos ángeles con esbeltas alas que se agitaban en la imaginación del muchacho , bajo los efectos de las sombras, las alas, estaba seguro que se movían y todos los demás, todos con barba y el pelo largo, pudo observar que la única mujer portaba en sus manos una bandeja con la cabeza de de un hombre, también barbudo.

Llegó a la puerta principal y al no poder abrirla, miró a un lateral y vio una pequeña puerta, rápidamente, casi corriendo cruzó la iglesia y empujando la puerta,  la luz, entro de pronto, salio,  se encontró en un pasillo lleno de luz que pasaba  a través de unas cristaleras que daban a un patio, salio Luis y se dio de bruces con no menos de cincuenta cruces en el suelo y algunas figuras de ángeles, de los ángeles se acordaba porque su tía Conchita pintaba algunos en sus horas libres, el chico se preguntaba porque la mayoría de ángeles portaba una espada, todos enhiestos  sobre unas losas escritas que el chico, que  aún no sabia leer  no comprendía, pero al menos se encontraba mejor, al menos había luz.


De pronto su mente recibió un impacto en forma de sonido que hizo retumbar su pequeño cuerpo, primero las campanas y como respuesta , una bandada de  palomas alzó el vuelo, también asustadas por el ensordecedor y repentino sonido, Luis, se refugio en un rincón tras unas lapidas rotas por el tiempo, las manos cubrían su rostro  entre sus dedos las lagrimas caían lentamente, su rostro reflejaba el pavor.


En unos instantes el silencio, ese silencio que asusta el alma, aunque el patio estaba iluminado, el silencio no gustaba al muchacho, alzó la vista, lentamente, buscado un lugar por donde salir, no veía salida alguna, su cuerpo temblaba, hacia frio, mucho frio, no quería pero la única salida pasaba por entrar de nuevo en la iglesia.


Tomo aire y comenzó a correr en dirección a la puerta de la iglesia, por donde había salido un momento antes, empujo adentrándose  de nuevo en la semioscuridad, avanzó rápidamente entre los bancos y cuando se encaminaba a la puertas de la calle apareció  una de las figuras que tanto miedo le dio un momento antes que avanzaba rápidamente hacia el, una figura alta, con una larga falda negra y cuyo rostro no pudo apreciar por la oscuridad, el chico grito de miedo............


Luis, Luis........


- No grites no me reconoces soy don Benito, el cura, creo que te has quedado encerrado en la iglesia, tu tía Conchita está en la puerta esperando, pero vamos ya ha pasado, menos mal que te has perdido en la iglesia, es el lugar mas seguro, Dios te ha acompañado.


Luis miraba al cura con los ojos muy abiertos, no articulaba palabra, no entendía nada...............

1 comentario:

Anónimo dijo...

VAYA,ME DESPISTE,DEJÉ UN COMENTARIO EN OTRO BLOG!TUYO...
QUE NIVEL,DE ESCRITURA!PRECIOSO!
UN GRAN ABRAZO,BESO
LIDIA-LA ESCRIBA