lunes, 22 de noviembre de 2010

Paseando bajo la lluvia



Acaricia el viento las frondas
copas , húmedas ramas doradas
de una tarde fría, monótona, gris
calles soñadoras de reflejos otoñales.

Yo escucho como caen las hojas
en  los abismos de los caminantes
como lagrimas de dolor estacional,
como esos amantes despechados.

No oigo los arrullos de las palomas
el silencioso bullir  de la monótona lluvia
apaga los alejados sonidos de la ciudad.
a veces silenciosos, a veces silenciados.

La vieja plaza asoma al final de la calle
reflejos brillantes en los cantos rodados
que amalgaman mosaicos del pasado
rememorando pasados juegos infantiles.

La lluvia al besar el empedrado murmura,
"Ya estoy junto a ti, plaza de mis lamentos, 
como añoraba rozar las hojas de tus naranjos
amar hasta el hastío el altar de tus fuentes."

Arriates que solo muestran la vida
de un joven castaño de provincias
esparciendo sus brácteas bronceadas
como mullido colchón de generosidad.

Que hermosas son las tardes de lluvia
las que alejan a los caminantes al uso
las que hacen solitarias las avenidas
las que salpican lagrimas de vida.

La ciudad muta en días de aguacero
amantes de tormentas buscan la luna
reflejada en charcas de vida efímera, 
belleza estable a ojos del caminante.

Tardes de lluvia
tardes solitarias
caminos andados
remansos de paz.


1 comentario:

Diego A. Tejada Gamboa dijo...

Hola, me ha encantado tu blog y obviamente tus poemas, un saludos desde chile.