Que daría por oír el rumor de ese cuerpo,
Que daría por sentir la brisas de esa voz,
Que daría por besar sus desnudos hombros,
Y ver bandadas de rubores paseando por tu faz.
Tan mudo y vacilante es el amor, que pinta ojos
Con el brillo que brinda la ventana de una mirada,
Esa mirada que conjuga el candor y la lujuria,
esa mirada bruñida y seductora que ilumina
Los destinos, esos abismos deseados y buscados
Y a veces hallados con deleite y cierto estupor.
Que daría por andar los senderos de ese cuerpo
Navegando por esos océanos de los sentidos,
Si, somos islas rodeadas de emociones temporales
Que luchan cual caleidoscopio que se reinventa
Con cada mirada, así se junta pasado y presente
Y quien sabe, quizás el futuro descarte nostalgias.
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